jueves, 25 de abril de 2013

ÉMILE ZOLA A JEANNE ROZEROT


ÉMILE ZOLA A JEANNE ROZEROT



Emile Zola (1840 – 1902). Escritor y fotógrafo francés.  



A Madame Rozerot en Cheverchemont par Triel


París, viernes 13 de julio de 1894.

Querida mujer bien amada, no hay por qué preocuparse si me has visto un tanto enfermo el día de ayer. No es nada grave y la molestia es tan sólo que me duele mucho cuando me atacan estas crisis (3). Estoy pagando sin duda mi enorme trabajo del invierno pasado. Además, y esto es cierto, no soy feliz. Esta división, esta vida doble que estoy obligado a vivir termina por desesperarme. Por lo mismo te ruego que seas buena conmigo y que no te enfades cuando las cosas no salen según nuestros deseos. Yo había acariciado el sueño de hacer feliz a todo el mundo a mi alrededor, pero descubro que esto es imposible y yo soy el primer afectado. Cuando ayer por la noche llegué de nuevo a mi casa, estuve muy triste. ¡Yo que había disfrutado por adelantado el ir a verlos! Apenas si pude hablarte, no pude decirte todo lo que me hubiera gustado decirte, apenas besé a mis pobres bebés. Esta mañana aún me pregunto si es cierto que los he visto a los tres.
Y lo peor de todo es que yo no quisiera llevarles sino alegría en las raras ocasiones en que voy a verlos. Ayer no les llevé más que tristeza. Estoy desolado y muy enojado conmigo mismo. Atravieso por un mal momento. Si trabajo es porque no sé qué hacer, pues no tengo el corazón para pasearme o distraerme de otra manera. Así que me aburro y tomo un libro. Espero que este estado cese; quiero estar muy bien la próxima semana cuando los vuelva a ver en París. Prefiero también encontrármelos a solas [...] Hay que estar alegres y tener buena salud, querida mujer bien amada.
No te preocupes por el pobre hombre que soy. Tú eres joven y no debes entristecerte. Acuérdate que yo te quiero con todo mi corazón y no te preocupes por lo demás. Lo que no puede cambiar es el cariño que les tengo. Cuando me veas triste, preocupado, sufriendo, ten la seguridad de que no tienes nada que ver en ello; y la única manera de aliviarme es que no te entristezcas por mi estado, que me conserves en ti mi rinconcito de felicidad siempre joven y siempre contento. Es necesario que sigas siendo mi alegría.
Besa por mí fuertemente a mis dos pequeños, querida mujer bien amada. Denise es cada vez más gentil, más afectuosa, y Jacques crece como un hermoso muchacho. La idea de que nos amarán y serán nuestra alegría me consuela de muchas cosas. Y es necesario que sean también casi todo para ti, ya que no puedes tenerme. Son el querido lazo que nos mantiene unidos y que nadie puede romper.
Les mando un beso de todo corazón a mis tres hermosos hijos. Quiéranme bien aun cuando no los haga tan felices como quisiera. Le mando un beso a Jeanne, le mando un beso a Denise, le mando un beso a Jacques, por orden de estatura, y los guardo a los tres en mi corazón. Hasta el miércoles.


Traducción de Alberto Román




Émile Zola
(1840 – 1901). Escritor francés
Emile Zola (1840 – 1902). Escritor y fotógrafo francés. Autorretrato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario