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Sylvia
Plath (Boston, 27 de octubre de 1932 – Primrose Hill, Londres, 11 de febrero de
1963) . Poeta y escritora estadounidense.
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Domingo por la mañana
29 de abril, 1956
Mi muy querida y maravillosa madre:
Estoy tan repleta
de amor y alegría que apenas puedo parar ni un minuto de bailar, escribir
poemas, cocinar y vivir. Duermo ocho horas escasas por las noches y me levanto
alegremente con el sol. Bajo mi ventana veo ahora nuestro huerto con un cerezo
rosado en plena floración, lleno de tordos que trinan, justo debajo.
…He escrito los siete mejores poemas de mi vida, junto a los
cuales el resto parecen balbuceos infantiles. Cada día aprendo a utilizar
nuevas palabras y mi manera de utilizarlas es más ebria que la de Dylan, más
dura que la de Hopkins, más joven que la de Yeats. Ted me lee con su potente
voz y es mi mejor crítico, como yo lo soy de él.
¡Mi tutora de
filosofía, la doctora Krook, es más que un milagro! La semana pasada me dedicó
media hora extra y ahora estoy sumergida de lleno en Platón, admirada ante el
método dialéctico, afilando mi mente como un cuchillo de acero. ¡Qué
satisfacción!
Físicamente,
nunca me había sentido tan sana: irradio alegría y amor como el sol. Estoy
ansiosa por someterte al calor de sus rayos. Piensa que tengo intención de
dedicar dos semanas completas de mi vida a ocuparme plenamente y con especial
ternura de ti. Ya he reservado habitaciones en Londres y Cambridge… Alrededor
del 22 partiremos… para París, donde los dos o tres primeros días te lo
organizaré todo para que puedas orientarte, y luego me iré a escribir, tomar el
sol y cocinar. ¡Tal vez incluso aprenda a pescar!
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Sylvia Plath y su esposo Ted Hughes. |
Lo sé con una profunda,
firme certeza, desde la cabeza hasta los pies, y habiendo visitado el otro lado
de la vida, como Lázaro, sé que todo mi ser será un solo canto de afirmación y
de amor durante mi vida entera. Loaré al Señor y sus deformes criaturas. Mi
vida será una constante búsqueda de nuevas maneras y palabras para expresarlo.
Ted es increíble,
madre…siempre lleva el mismo jersey negro y una chaqueta de pana con los
bolsillos llenos de poemas, truchas frescas y horóscopos. ¡Figúrate, en su
libro de horóscopos dice que las personas de Escorpión tienen la nariz chata!
… ¡Lo que consigo cocinar en un solo fogón de gas! Ted es el
primer hombre que realmente aprecia la comida… Ayer entró por la puerta con un
paquete de pequeñas gambas sonrosadas y cuatro truchas frescas. Preparé un
néctar de gambas a la Newburg, a base de mantequilla, crema, jerez y queso; lo
comimos con arroz para acompañar las truchas. Tardamos tres horas en pelar las
diminutas gambas; después de comer, Ted se tumbó junto al fuego ronroneando de placer,
como un gigantesco Goliat.
Su buen humor es
la sal de la tierra; jamás me había reído tan a gusto en mi vida. Me cuenta
cuentos de hadas, de reyes y caballeros vestidos de verde, y ha inventado una
maravillosa fábula acerca de un pequeño hechicero llamado Snatchcraftington,
que se parece a un tallo de ruibarbo. Me cuenta sueños, maravillosos sueños de
colores, sobre unos zorros rojos…
La
razón por la que ahora debes estar tranquila y no preocuparte por mi airoso
cambio es que he aprendido a crecer en la vida a base de tolerar los
conflictos, las penas y los sufrimientos. Ahora no les temo y acepto cualquier
prueba con la firme convicción de que la vida es buena y con una canción de
alegría en los labios. Me siento como Job y me regocijo con los mortíferos
toques de trompeta que anuncian cualquier porvenir. Quiero a los demás, a las
chicas de la residencia y a los muchachos de la revista, y me veo rodeada de
personas que acuden a buscar solaz en mi calor. No me canso de dar; toda mi
vida me dedicaré a recitar poemas y a amar a las personas y a darles lo mejor
de mí misma.
Esta convicción
me viene de la tierra y del sol; en cierto modo es algo pagano; surge del
corazón del hombre después de su caída.
Sé que dentro de un año habré publicado un libro de treinta y tres poemas que tendrá un violento impacto entre los críticos, en uno u otro sentido. Mi voz empieza a tomar forma y a adquirir fuerza. Ted dice que jamás ha leído poemas escritos por una mujer como los míos; son fuertes, intensos y llenos de contenido, no quejumbrosos ni amedrentados como los de Teasdale o sencillamente líricos como los de Millay; son poemas llenos de esfuerzo, sudor y jadeos, nacidos de la forma en que deberían decirse las palabras…
Oh, madre,
alégrate conmigo y no temas. Os quiero con todo mi corazón, a ti y a Warren, y
a mi querida y sufriente abuelita y al querido y amable abuelito, ¡y quiero
dedicar mi vida a daros fuerza y a hacer que os sintáis orgullosos de mí!
Os adjunto unos poemas [«Firesong» (Canción del fuego),
«Strumpet Song» (Canción de la ramera) y «Complaint of the Crazed Queen»
(Quejas de la reina loca)]. No recuerdo si ya os los había mandado.
Tu
hija que te quiere, SIVVY
Texto
tomado del libro “Sylvia Plath, Cartas a mi madre”. Editorial Mondadori.
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