viernes, 3 de mayo de 2013

ENRIQUE FEDERICO AMIEL. DIARIOS (31 de diciembre de 1847)







Berlin, 31 de diciembre de 1847

Siento necesidad de afecto. Tener la apariencia de un amigo y no tenerlo en realidad, ofende mi franqueza. La ausencia de sinceridad me repugna decididamente. No sé todavía vivir con los hombres; especialmente con mis contemporáneos. ¿Por qué? ¿Por qué eres despótico y celoso de tus iguales? No, no es eso. Tú no reconoces superioridad sino a los que amas. Tienes necesidad de amar para no ser celoso. Tienes necesidad de amar para no ser celoso.  Y, sin embargo, lo justo debe estar antes que el amor. Al que fuera agradecido darías todo con alegría; pero no ayudas a subir al que nada te pide. Debes hacer justicia a los otros. El medio es pensar siempre que cada uno es superior a ti en algún sentido, y reconocerle esa ventaja, apartándote voluntariamente y poniéndolo en su lugar. Interésate verdaderamente en los demás, que es el medio de inspirarles interés. Nada de altanería, rigidez, orgullo. Acércate a lo que cada uno tiene de bueno, de mejor, y no a su lado débil. Trata de procurar a los otros, placer, dicha; que sea agradable encontrarse contigo; la amabilidad es un reflejo del amor.
     Sé justo. Es decir, respeta la individualidad de cada uno; respeta sus opiniones, sus luces; escucha con atención, consúltale y no te impongas. Sé bueno. Busca hacer el bien, iluminar, interesar, consolar, ayudar, etc…Sé flexible. No pidas a alguien lo que no posee. Toma a cada uno como es; no reclames amistad a quien sólo tiene espíritu, ni espíritu a quien tiene, por sobre todo, conocimientos. Aprende a amoldarte a los caracteres. Eso es saber vivir. Resígnate y adáptate. La adaptación, cuando viene de la bondad y no de la artimaña, no es un defecto sino una cualidad. Sé verdadero. Tú lo eres un poco exclusivamente. No sabes disimular un descontento. Pero sé verdadero en tus maneras, es decir, simple. Sé en lugar de aparentarlo. Trata de no parecer más tonto o más pícaro de lo que eres. Mesura, naturalidad, conveniencia, pero la real, la que se funda sobre las verdaderas relaciones de las cosas. Conveniencia en el estilo, en el lenguaje, las acciones es la proporcionalidad constante con los lugares, los tiempos, la edad, el sexo, las circunstancias, etc. Es la expresión de la verdad, el tacto de lo justo.





De: Fragmento de un  Diario íntimo. Tomo I. Biblioteca Mundial Sopena.


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