Queridísima madre:
…Estoy tan
orgullosa de Ted. Acaba de empezar con este trabajo y los chicos ya están
encantados con él. Dice que primero los asusta y después se muestra amable. Con
su natural instinto teatral, consigue captar su interés y puede inducirles a
hacer lo que quiera. Se lleva sus exámenes y redacciones a casa para
corregirlos y me los lee en voz alta. Es como si les viera a todos, con sus
mentes jóvenes sin complicaciones. Ted dice que les encantaron unas baladas de
W.H. Auden que les leyó, y gritaron pidiendo que las leyera de nuevo, entonces
él les hizo escribir una balada de ocho líneas, contando una historia. Así lo
hicieron, y con mucho entusiasmo …
Ted enseña matemáticas, ciencias sociales,
inglés, teatro, arte, es decir de todo , a un nivel muy bajo, claro, pero, por
eso mismo, aún más difícil para una persona con un intelecto tan brillante como
el suyo. Parece feliz con su trabajo y le pagarán después de vacaciones. Me
gustaría que le vieras; saca libros de la biblioteca, sobre la historia de
Rusia, de los judíos y de los nazis. Los chicos están muy interesados en esos
temas y Ted aprende todo en un momento. Estoy convencida de que es un genio.
Pasamos
unas horas tan bonitas juntos…Leemos, comentamos poemas que acabamos de
descubrir, hablamos, analizamos y estamos admirándonos continuamente. Tener
cerca de una persona como Ted, tan amable y honrado e inteligente, siempre
estimulándome para que estudie, piense, dibuje y escriba, es como estar en el
cielo. Es mejor que cualquier profesor, incluso de alguna manera me llena ese hueco terrible que siento
al no tener un padre. Cada día percibo cuán maravilloso es y le quiero más y
más. De pronto, toda mi vida parece tener finalidad…
Muchísimos besos de tu hija, SIVVY
Sylvia Plath
(1932 - 1963). Poeta
estadounidense
Texto tomado del libro “Cartas a mi madre” de
Editorial Mondadori.
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