Milena Jesenská |
Merano-Untermais, Pensión Ottoburg
Estimada Frau Mílena:
Le escribí
unas líneas desde Praga y luego desde Merano. No ha habido respuesta. Por
supuesto, esas líneas no exigían contestación inmediata y si su silencio no es
más que señal de una relativa bienaventuranza -lo cual con frecuencia se
traduce en una cierta resistencia a escribir- me doy por satisfecho. Pero
también existe la posibilidad -y por eso le escribo- de que en mis líneas la
haya herido de alguna manera. ¡Qué torpe sería mi mano, contra toda mi
voluntad, si ése fuera el caso! O bien -y eso sería mucho peor por cierto- que
ese momento de sereno respiro, al cual usted aludía, haya pasado y una vez más
se inicie una mala época para usted.
Acerca de la
primera posibilidad no sé qué decir. ¡Es algo tan ajeno a mí y lo demás me toca
tan de cerca! Respecto a la segunda posibilidad no le brindaré consejos -¿cómo
podría aconsejarla yo?-; me limitaré a formularle una pregunta: ¿Por qué no
abandona Viena por un tiempo? ¿Usted no carece de asilo como otra gente? ¿No
extraería nuevas fuerzas de una estadía en Bohemia? Y, si por razones que yo
desconozco, no quisiera visitar Bohemia, podría viajar a algún otro lugar.
Quizás incluso Merano sea conveniente. ¿Lo conoce?
De modo que
espero dos cosas. La continuación de su silencio, lo cual significa: "No
hay razón para preocuparse, me va bastante bien." O bien unas pocas
líneas.
Afectuosamente Kafka
He advertido, de pronto, que en realidad no recuerdo su
rostro en detalle. Sólo creo ver aún su figura, su vestido, mientras usted se
alejaba entre las mesas del café.
Franz Kafka |
No hay comentarios:
Publicar un comentario